El solo llegar al aeropuerto de Guadalajara la sensación del viaje del héroe vino a mi mente. Me sorprendió la cantidad de personas en los pasillos, estábamos en la segunda hola del COVID 19, pero parecía no importar. La gente de izquierda a derecha apresurando el paso: tímidos pasos y miradas obtusas.
Con mochila en mano mostramos nuestro código de vuelo seguro y pasamos a las bandas, precedidas de un serpenteo de unifilas que nos indicaban la incertidumbre de nuestro primer vuelo durante la pandemia. Medidores de temperatura y gel fueron los protocolos de seguridad sanitaria, aquí la sana distancia brillaba por su ausencia.
El arribo al avión lleno de una suigéneris manera de abordar me hizo pedir que por favor no se les ocurriera incursionar en la organización de eventos. Me explico, teniendo ambos asientos contiguos; él ingresó en el tercer grupo y yo en el último, 15 minutos después. ¡Qué fue eso! nos preguntamos con la mirada cuando nos rencontramos.
El vuelo y aterrizaje fue sin novedad. Ustedes no están para saber pero en algunas ocasiones el aterrizaje es una pesadilla ya se me suelta el moco con lagrimeo y me da un punzante dolor de cabeza. A nuestro arribo y con un sofocante calor húmedo nos recibió un gran colega y anfitrión Adrián Cortés de Estracom. En nuestro tránsito al Hotel Hard Rock nos informa Adrián que la Riviera Maya tiene su socavón en plena carretera desde hace unos menos. La cual por cuestiones políticas y por el proyecto del Tren Maya permanece sin resolverse.
Experiencias all inclusive: Debo de reconocer que todos mis viajes a la Riviera Maya han sido de mochilazo y de vivir la experiencia de la calle. Aquí nos dimos cuenta de que un gran porcentaje de huéspedes eran extranjeros (estadounidenses), esto corresponde de manera más natural por el mismo concepto del hotel. Aspectos importantes es la separación del perfil del huésped.
Es inevitable ver el paso del tiempo en las instalaciones, aunado al tiempo que permanecieron cerrados por la pandemia. Es en este punto donde el mantenimiento cobra importancia.
Además de excelente spa, fue para mí descubrir el antro con piscina al centro… y por supuesto conocer un poco de la historia de este lugar.
El hotel Barceló nos sorprendió gratamente. No sé si sea porque está nuevo y/o porque sus espacios están muy bien diseñados para las necesidades que tenemos los PCO. Un Centro de Convenciones para 8,000 pax y más de 2000 habitaciones en toda la propiedad.
Nos mencionaba Stefania Ballota que para conocer toda la propiedad y las actividades nunca alcanzan los días. Impresiona sobre manera que tengan rutas internas para poder ir de un complejo a otro.
Elegancia es la palabra que me viene a la mente cuando pienso en el Moon Palace. Su entrada es ostentosa y sus pasillos me recuerdan a los teatros. Al igual que los lugares anteriores las propiedades son considerables. Todas son ciudades con vida propia. Con actividades y restaurantes cumpliendo cabalmente con el concepto all inclusive.
La cereza en el pastel aquí nos lo da el Moon Palace Arena con el toque y la experiencia de Armando Manjarrez. 13,000 metros con espacio flexibles y vestíbulos también muy versátiles. La sorpresa vino al final cuando nos mostraron su bar detrás de un muro abigarrado de libros, toda un joya.
Por mencionar algunos. La lista se puede hacer más robusta.